Por Leandro Albani, em Barómetro 25-07-11
Si el escándalo, el periodismo amarillista y las relaciones intrínsecas con el poder político, permitieron a Rupert Murdoch construir un imperio mediático capaz de definir la vida de millones de personas, en las últimas semanas, esas mismas “virtudes” utilizadas por el magnate se vuelven en su contra de manera vertiginosa.
En estos días Gran Bretaña se encuentra en el centro del huracán, aunque los vientos desatados por las denuncias de masivas escuchas ilegales realizadas por el diario News of the World, propiedad del empresario, repercuten a nivel mundial.
Integrantes de la realeza inglesa, dirigentes políticos, celebridades y actores, familiares de soldados extranjeros muertos en Afganistán e Irak y víctimas de abusos de pedófilos, son la punta de un ovillo que implica a altos funcionarios de la policía británica y casos de sobornos a cambio de información.
Y si de sembrar dudas y zozobra en el caso se trata, se suma la muerte del periodista Sean Hoare, quien trabajó en News of the World y denunció las irregularidades del periódico.
A esto se agregan las renuncias del jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson, y su segundo en la policía metropolitana, John Yates, quienes trabaron las investigaciones sobre las escuchas ilegales. El primer de ellos admitió que al menos 10 miembros del Departamento de Asuntos Públicos trabajaron en el pasado para News International, parte de la corporación Murdoch.
Por su parte, Yates cerró una investigación sobre las ilegalidades del emporio hace tres años, en tanto que Stephenson había contratado a Neil Wallis como consejero estratégico de la Policía Metropolitana londinense Wallis fue ejecutivo del polémico diario cuando lo dirigía Andy Coulson, que a su vez reemplazó a Rebecca Brooks en 2003, quien admitió ante un comité parlamentario que News of the World pagaba a la policía para obtener información.
Pero la dirección de Coulson llegó hasta 2007, cuando dimitió al descubrirse las escuchas ilegales a la familiar real británica, aunque su estrella brilló hasta enero de este año como jefe de prensa del primer ministro Cameron.
Con este panorama, vuelve a aparecer la muerte de Hoare, quien en su denuncia implicaba al ex colaborador del gobernante británico.
Hasta el momento, son 10 las personas arrestadas en el caso y dos de ellos se encuentran con libertad bajo fianza, mientras que el Tribunal Superior de Londres ordenó a Scotland Yard desclasificar y sacar a la luz las informaciones sobre las escuchas ilegales, luego de que el actor Hugh Grant y la multimillonaria Jemima Khan presentaran renuncias al respecto.
Citizen Murdoch
Si alguien consumió las noticias de Fox News o Reuters, o disfruta las películas o series televisivas de Twentieth Century Fox, o lee The Wall Street Journal, The Sun, The New York Magazine, The New York Post, The Times, The Sunday Time, The Economist, o algún medio que dependa de la firma insignia News Corp en Australia, Europa, Asia o América Latina, colaboró en el crecimiento de un pulpo mediático que tuvo como ingeniero principal a Rupert Murdoch.
Nacido en Australia, Murdoch se nacionalizó estadounidense con el beneplácito del entonces presidente Ronald Reagan, un republicano con quien compartió ideas y pensamientos. Su decisión de obtener la ciudadanía norteamericana se debe a que en Estados Unidos las leyes impiden a un extranjero ampliar sus inversiones en el país por encima de 2 mil millones de dólares.
Pese a que se reconoció atraído por las ideales socialistas en su temprana juventud, el empresario dejó en claro que el libre mercado era el camino a seguir, a través de las elecciones o de las invasiones militares, como fue en el caso de Irak, donde apoyó desde un principio la invasión ideada por la administración de George W. Bush.
Sobre la decisión del ex mandatario de atacar territorio iraquí, Murdoch sostuvo que “está actuando de manera moral y correcta” y que la consecuencia más favorable de la aventura bélica era un barril de petróleo a 20 dólares. “Es más que cualquier reducción de impuestos en cualquier país”, afirmó en ese momento. Luego que estallara el escándalo, Murdoch tuvo que retirar su oferta para adquirir el 61% de British Sky Broadcasting, con lo que habría obtenido el control total de la empresa que domina el mercado de la televisión digital en Gran Bretaña.
Con más de 32 mil millones de dólares en sus cuentas bancarias, el magnate supo abrir sus medios tanto al ultracoservador Tea Party como para apoyar la campaña de Hillary Clinton como pre-candidata presidencial en 2006. La magnitud del negocio de Murdoch se pueden rastrear en el ejercicio 2009-2010 del holding, que obtuvo ganancias de 932 millones.
Aunque como bien sabe el empresario, el libre mercado que defiende poco tiene de compasivo ante la caída en desgracia de alguno de sus miembros, por lo cual las acciones del grupo comenzaron a derrumbarse y las calificadoras de riesgo consideran bajar la nota del conglomerado.
Un escándalo con final abierto
Al presentarse por primera vez frente a los parlamentarios británicos, Murdoch se excusó y argumentó que no era él quien tuvo la “responsabilidad última” del escándalo, sino “las personas en las que confié para dirigir” el diario “y en las personas en las que ellos confiaron”. Pidiendo disculpas a los afectados, el empresario se defendió diciendo que fue “engañado” por los responsables del News of the World. Murdoch también reconoció que su compañía no investigó las denuncias anteriores, pese las declaraciones en 2003 de Brooks, que es una de las personas de su mayor confianza.
Ahora habrá que esperar las futuras repercusiones de las revelaciones y denuncias sobre News of the World, teniendo en cuenta la relación fluida que mantenía con los cuerpos de seguridad británicos.
Y si ese mecanismo para obtener “primicias” se desplegó también en las naciones donde News Corp tiene presencia, sobre todo en Estados Unidos, donde ya se anuncian posibles investigaciones que apuntarían a Murdoch.
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