Cada vez mais, são levantadas suspeitas sobre as informações veiculadas nas redes sociais. Equipes de profissionais, robôs, programas especiais..., uma série de instrumentos estariam sendo colocados em ação para criar um imaginário social a favor ou contra determinados temas ou pessoas.
O artigo, em espanhol, de Shelley Kasli, que trazemos para o nosso blog, é mais uma contribuição para aclarar esse tema, que de polêmico, não falta nada.
Ao final da leitura, se desejarem, deixe seus comentários
¿Qué pueden tener en común la AfD (Alternativa para Alemania), el presidente de Filipinas Rodrigo Duterte, el presidente argentino Mauricio Macri, el primer ministro indio Narendra Modi, el Partido Nacional Escocés y el presidente estadounidense Donald Trump? Todos basaron sus campañas electorales en los consejos de Mark Zuckerberg. Tomando el caso de las elecciones en la India, Shelley Kasli revela cómo Facebook manipula los procesos democráticos.
Un reciente artículo de Bloomberg ha
revelado de qué manera un grupo secreto de Facebook permitió crear un
ejército de troles [1] a favor de gobiernos, incluyendo en
la India, como medio de propaganda tendiente a manipular las
elecciones [2].
Bajo la luz de los proyectores debido al papel que
ha desempeñado Facebook como plataforma de propaganda política, el cofundador
de esa empresa, Mark Zuckerberg, ha respondido que su misión va más
allá de las diferencias entre partidos políticos.
Pero la realidad es que Facebook no es un
simple espectador en materia de política. Lo que no dice Zuckerberg
es que su compañía colabora activamente con partidos y dirigentes,
incluyendo a los que utilizan esa plataforma para contrarrestar
la oposición –a veces con ayuda de numerosos troles que
propagan información falseada («fake news») e ideologías
extremistas [3].
Ese trabajo es realizado desde Washington por un
equipo de Facebook extremadamente discreto, especializado en temas de política
global y encabezado por Katie Harbath, la ex estratega numérica del grupo
republicano que trabajó en 2008 en la campaña presidencial del
ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani. Katie Harbath también
trabajó en las elecciones realizadas en la India en 2014.
Han pasado 3 años desde que Facebook contrató a
Katie Herbath para dirigir ese grupo secreto. En esos 3 años,
su equipo ha viajado por todo el mundo, incluyendo la India,
y ha ayudado a ciertos dirigentes políticos, poniendo a su disposición las
poderosas herramientas numéricas de la compañía, bajo la forma de un verdadero
ejército de troles, con fines de propaganda.
En la India, y en muchos otros países, los
empleados de ese grupo han ejercido de hecho funciones de agentes de
campañas electorales. Y después de la elección del candidato,
la compañía ha supervisado funcionarios o proporcionado ayuda técnica
en materia de difusión numérica en encuentros oficiales entre jefes de
Estados.
En Estados Unidos, empleados de ese equipo
trabajaron en el terreno durante la campaña de Donald Trump.
En la India, Facebook favoreció la presencia en la red del
primer ministro Narendra Modi, quien hoy cuenta con más seguidores en
Facebook que cualquier otro dirigente político del mundo.
Durante los mítines de campaña hay miembros del
equipo de Katie Harbath junto a responsables comerciales del sector
publicitario de Facebook cuyo papel consiste en ayudar a la compañía a sacar
provecho financiero de la atención que las elecciones suscitan en las masas.
Esos especialistas enseñan a políticos y dirigentes cómo crear una página
de Facebook para su campaña –página que autentifican con una marca azul–, cómo
optimizar el uso de videos para atraer a la gente y cómo seleccionar eslóganes
publicitarios. Al resultar electos esos candidatos, su colaboración
con Facebook permite a la compañía extender aún más su propia influencia
política y mejorar sus posibilidades de evadir las leyes.
El problema se acentúa cuando Facebook
se erige antidemocráticamente en pilar de la democracia. Freedom House,
una seudo ONG con sede en Washington, que milita por la
democracia en todo el mundo [4], reportó en noviembre de 2017 que
un número creciente de Estados «manipulan las redes sociales para
socavar las bases de la democracia» [5]. Eso se traduce en campañas de
difamación, de acoso o de propaganda, campañas que el gobierno respalda
discretamente para imponer su versión de los hechos, silenciar la
disidencia y reforzar el poder.
Facebook abrió su primera oficina en Washington
en 2007. La elección presidencial del año siguiente marcó el
surgimiento del primer «presidente Facebook» en la persona de Barack
Obama, quien –con ayuda de la plataforma– logró llevar su mensaje a
millones de votantes durante las semanas que antecedieron la elección.
La cantidad de usuarios de Facebook creció de forma exponencial con los
acontecimientos de las «primaveras árabes» que sacudieron el Medio
Oriente en 2010 y 2011, poniendo de relieve la enorme influencia que la
plataforma ejerce sobre la democracia.
Durante el periodo en que Facebook escogió a Katie
Harbath, la ex partidaria de Giuliani, para dirigir su grupo político,
las elecciones se convertían en un tema constante en las redes
sociales. Facebook comenzó a implicarse poco a poco en procesos electorales
en todas partes del mundo.
Facebook se asoció a varios de los partidos
políticos más controvertidos del mundo, mientras pisoteaba el principio
mismo de la transparencia. Desde 2011, la compañía está reclamando a
la Comisión Electoral de Estados Unidos que le otorgue una dispensa
para la ley que exige transparencia en todo lo concerniente a la
promoción de un partido político, lo cual le habría evitado la crisis
que ahora enfrenta sobre los gastos publicitarios rusos relacionados con las
elecciones de 2016.
Las relaciones entre la compañía y los gobiernos
siguen siendo complicadas. La Unión Europea ha cuestionado a Facebook por
haber permitido que el islamismo radical prospera a través de su red.
La compañía acaba precisamente de publicar su informe de transparencia,
donde explica que entregará a los gobiernos datos sobre sus usuarios sólo si el
pedido está legalmente justificado. De no ser así, Facebook
no vacilará en recurrir a la justicia [6].
Ejércitos de troles en la India
El mercado indio es sin dudas el más beneficioso
para Facebook en este momento, por encima del estadounidense. En
la India, la cantidad de usuarios crece dos veces más rápido,
sin entrar a mencionar los 200 millones de indios que utilizan la
mensajería WhatsApp, mucho más que en cualquier otro país del mundo.
En la época de las elecciones indias de 2014,
Facebook ya había trabajado durante meses en otras campañas. Narendra Modi
aprovechó a fondo el respaldo de Facebook y de WhatsApp para reclutar
voluntarios que a su vez extendieron el mensaje a través de las
redes sociales. A partir de la elección de Modi como primer ministro
de la India, la cantidad de suscritos aumentó en 43 millones,
dos veces más que en el caso de Trump.
En las semanas posteriores a la elección de Modi,
Zuckerberg y la directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, viajaron
los dos a la India para desarrollar un controvertido proyecto de internet
gratuito, que tuvo que ser abandonado debido a las enérgicas protestas que
suscitó. Katie Harbath y su equipo también fueron a la India para impartir
encuentros de formación en los que participaron más de
6 000 altos funcionarios.
A medida que aumentaba la influencia de Modi en las
redes sociales, sus seguidores iniciaron una campaña de acoso contra
sus rivales políticos en Facebook y WhatsApp. La India
se convirtió en un nodo de desinformación, incluso con propagación de
información falsa que provocó motines en los que murieron varias personas.
El país se hizo además extremadamente peligroso para los partidos de
oposición y los periodistas.
Pero Modi y el Partido Popular Indio (Bharatiya
Janata Party, BJP) no fueron los únicos en utilizar los servicios que
Facebook propone. La compañía pretende poner las mismas herramientas
y servicios a la disposición de todos los candidatos, sin importar su
orientación política, así como de grupos poco conocidos de la
sociedad civil.
Lo interesante es que el propio Mark Zukerberg
quiere ser presidente de Estados Unidos y ya contrató a David Plouffe
–consejero de campaña de Barack Obama en 2008– y a Ken Mehlman –consejero
de campaña de George Bush hijo en 2004. Actualmente está trabajando
con Amy Dudley –ex consejera del senador Tim Kaine–, con Ben LaBolt
–ex encargado de prensa de Barack Obama– y con Joel Benenson –consejero de
campaña de Hillary Clinton en 2016 [7].
Facebook manipula las emociones
Un estudio publicado en 2014 bajo el
título Evidencia experimental de un fenómeno de contagio emocional a
gran escala a través de las redes sociales [8] analizó la proporción entre los
mensajes positivos y negativos vistos por 689 000 usuarios de Facebook.
El experimento, realizado entre el 11 y el 18 de enero de 2012, trató
de identificar efectos de contagio emocional que modificaban el peso
emocional de las informaciones enviadas a los usuarios. Los investigadores
concluyen que por primera vez hallaron «la prueba de que
las emociones pueden propagarse a través de una red informática,
[aunque] los efectos vinculados a esas manipulaciones son limitados».
Este estudio fue criticado tanto por sus bases
éticas como por la metodología utilizada. Ante la intensificación de la
polémica, uno de los principales instigadores de esa investigación y miembro
del equipo responsable de los datos de Facebook, Adam Kramer, defendió
el estudio en un comunicado de la compañía [9]. Días después, la directora de operaciones
de Facebook, Sheryl Sandberg, emitió una declaración [10], durante su estancia en la India.
En una actividad organizada en Nueva Delhi por la Cámara de Comercio,
Sheril Sandberg declaró: «Este estudio se realizó en el marco de
las investigaciones que las empresas desarrollan para poner a prueba
diferentes productos, ni más ni menos. La comunicación
al respecto fue muy mala y nos excusamos por ello.
No quisimos contrariarlos a ustedes.»
¿Para qué nuevo producto revolucionario realizó
Facebook experimentos sicológicos tendientes a manipular las emociones de
sus usuarios? Esos productos revolucionarios son los ejércitos
de troles numéricos utilizados con fines propagandísticos que
difunden fake news (información falsa) para ayudar a sus
clientes durante las elecciones.
Poco después, el 3 de julio de 2014, USA Today reporta
que el grupo EPIC, defensor del respeto a la vida privada del ciudadano,
presentó a la Comisión Federal del Comercio una denuncia oficial donde estipula
que Facebook violó la ley al realizar una investigación sobre las
emociones de sus usuarios sin consentimiento de estos últimos, y
sin tomarse siquiera el trabajo de informarlos
al respecto [11].
EPIC señala en su denuncia que Facebook engañó a
sus usuarios al realizar en secreto un experimento sicológico sobre
sus emociones:
«En el momento del experimento, Facebook
no expuso en su política sobre el uso de los datos que las
informaciones sobre sus usuarios se utilizarían con fines
experimentales. Facebook también omitió informar a sus usuarios que
esas informaciones serían puestas a disposición de los investigadores.»
La mayoría de los conejillos de Indias utilizados
en esos experimentos de manipulación de las emociones eran ciudadanos de
la India [12].
La mayoría de nosotros no prestamos verdadera
atención a lo que se divulga a través de las redes sociales
y la mayor parte de lo que en ellas aparece es más bien
inofensivo. Al menos eso parece a primera vista.
La realidad es que lo que se pone
en internet tiene un impacto aterrador. Según una investigación
conjunta del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico y la Universidad de
Washington, el contenido de lo que se pone en las
redes sociales puede ser utilizado por un programa informático para
predecir acontecimientos futuros –quizás incluso para predecir quién será el
próximo primer ministro de la India.
En un trabajo que acaba de publicar ArXiv [13], un equipo de investigadores
descubrió que las redes sociales pueden ser utilizadas para «detectar y
predecir acontecimientos en el mundo real» [14]. Analizando Twitter es posible
predecir con precisión desórdenes sociales, por ejemplo, cuando
las personas utilizan ciertos hashtags para intercambiar
sobre determinados problemas, antes de que la cólera acabe propagándose en
el mundo real.
El ejemplo más conocido de ese fenómeno
tuvo lugar durante las «primaveras árabes», cuando evidentes
señales de protestas y de levantamientos inminentes aparecieron en la red
antes de que la gente se lanzara a la calle.
Pero también puede ser lo contrario:
las redes sociales pueden generar la cólera que, luego de alcanzar un
grado óptimo, puede ser encauzada para provocar acontecimientos en la
vida real, como puede comprobarse en la India desde hace al menos
2 años, incluso con casos de linchamientos colectivos.
El funcionamiento de la industria del «fake news» en
la India
En la India ha surgido una gigantesca industria de
la desinformación o «fake news», cuya influencia es muy superior al
discurso político tradicional y que, a falta de control, puede llegar a
convertirse en un problema de seguridad, como sucedió con las «primaveras
árabes». En momentos en que está en su apogeo el debate
sobre los linchamientos, es necesario que se entienda que ese tipo
de incidentes no se habría propagado tan rápidamente sin el acceso de
la juventud a Facebook, Twitter, Youtube y otras redes sociales que
permiten a esa industria de la desinformación generar y propagar los montajes
de videos falsos y de «fake news». El fenómeno de los
linchamientos, que apareció desde hace ya varios años, es una consecuencia
directa de esa industria del «fake news» o desinformación,
que pasa de las redes sociales al mundo real.
Esto toma otro cariz ahora que se ha revelado
que Facebook y WhatsApp conspiraron con el establishment creando «un ejército
de troles» con fines de propaganda numérica y engendrando explosiones
de violencia en suelo indio. Esto es un caso típico de terrorismo.
Hay que recordar que el terrorismo se define como «la utilización
sistemática del terror o de la violencia por parte de un individuo o
un grupo con fines políticos». En el caso que nos ocupa,
ese terrorismo es obra de una compañía extranjera –Facebook–
en suelo indio mediante una guerra numérica de (des)información.
¿Qué estamos esperando para reaccionar contra tales actos?
Durante las elecciones presidenciales
estadounidenses hubo una campaña de «fake news» o desinformación.
Esta fue parte de la campaña oficial, realizada a su vez con la
colaboración de empresas tecnológicas, y se afirma que hasta los rusos
utilizaron sus propias redes. Ese mismo método se utilizó también
para orientar el debate sobre el Brexit. Mientras escribimos este artículo, esa
enorme industria del «fake news» extiende sus tentáculos sobre
la India. Numerosos deportistas de renombre, «celebrities»,
economistas y políticos ya han sido víctimas de la diseminación de contenidos
falaces. Es una peligrosa tendencia que debería ser objeto de estrecha
vigilancia por parte de nuestros servicios de inteligencia
en aras de prevenir futuros desastres.
Veamos, en una breve explicación, cómo funciona
todo eso. Se ponen en marcha numerosos sitios y portales web de
diversa legitimidad y financiamiento. Se crean contenidos específicos para
diversas categorías de personas, en función de la región donde viven, de
su ideología, su edad, su religión… contenidos que se mezclan con una
enorme cantidad de material erótico que disimula el objetivo verdadero.
Ese contenido falaz se introduce después en la red social y en
grupos específicos previamente identificados mediante herramientas de análisis
desarrolladas por empresas tecnológicas. A medida que se propaga, esa
información falsa va adquiriendo su propia dinámica y alguien
–una celebridad, algún político o incluso un periodista– acaba
repitiéndola. Lo que sucede entonces ya cae en el rango de la verdadera
locura.
Ya sea a propósito o por ignorancia, los medios
dominantes comienzan a propagar esas mentiras, dedicando la integralidad
de sus revistas de prensa al análisis de esa información falsa o «fake new»…
quién dice qué y por qué lo dice, bla bla bla,
en vez de tratar de verificar la autenticidad de tales afirmaciones. Dado
el carácter sensacional de esas falsedades, y también porque personas
influyentes las repiten, esa visión falseada del mundo va a contaminar el
mundo real. ¿Testigos? Las víctimas de linchamientos. Se llega
así a un momento en que es casi imposible distinguir entre
lo verdadero y lo falso, diferenciar el hecho de la ficción, con
toda la sociedad radicalizándose en diferentes facciones que
se oponen entre sí basándose en mentiras.
Facebook y las elecciones indias
En la época de las elecciones indias de 2014
apareció en la prensa un artículo sobre el tema «¿Puede Facebook
influir en el resultado de la elección india?». El título revelaba la
existencia de un verdadero iceberg. Si Facebook es capaz de modificar
nuestras emociones y de hacernos votar… ¿qué más puede hacer? [15].
Asombrosamente, la Comisión Electoral India
no encontró nada mejor que firmar un documento asociándose con
Facebook para censar a los votantes durante el proceso electoral [16]. El doctor Nasim Zaidi, jefe de la
Comisión Electoral India (ECI), declaró:
«Me siento feliz de anunciar que la Comisión
Electoral India va a iniciar un procedimiento especial destinado a enrolar a
los no votantes y, sobre todo, a quienes nunca han votado. Esto
representa un paso adelante hacia la realización de la consigna de la ECI
“Ni un ciudadano olvidado”. Como parte integrante de esta campaña,
Facebook divulgará un recordatorio en diferentes dialectos indios para el
momento de la elección, [recordatorio destinado] a todos los usuarios de
Facebook de la India. Invito a todos los ciudadanos a que
se inscriban y a votar, o sea a reconocer sus derechos y asumir
sus deberes. Estoy convencido de que Facebook dará una nueva envergadura a la
campaña de inscripción de electores iniciada por la Comisión y estimulará
futuros votantes a participar en el proceso electoral y a convertirse en
ciudadanos indios responsables.»
Las 17 agencias de inteligencia de
Estados Unidos emitieron serias advertencias en cuanto al impacto de
este fenómeno de desinformación sobre su proceso electoral y su sociedad.
Según un centro de investigación en estadística, la mayoría de los estadounidenses
–un espectacular 88%– piensa que la difusión de «fake news»
perjudica su percepción de la realidad cotidiana [17].
Nosotros, en la India, nos dirigimos hacia un
escenario aún más catastrófico. ¿Por qué? Porque, al revés de
lo que sucede en la India, el gobierno de Estados Unidos y su
comunidad de inteligencia exponen públicamente el problema y han trabajado
en una solución ante esa amenaza. ¿Puede la India hacer lo mismo con
Facebook metiendo sus narices en los asuntos internos del país?
Se crean todo tipo de comisiones, se programan
audiencias senatoriales para aclarar este asunto y se establecen nuevos
equipos para contrarrestar eficazmente esta amenaza contra la sociedad.
Mientras se investiga el papel de Facebook en la elección
presidencial estadounidense, se presta poca atención a cómo el equipo
secreto de Facebook influyó en las elecciones indias.
A la luz de estas revelaciones habría que
investigar detalladamente el impacto de Facebook en las elecciones indias.
Es evidente que, para hacerlo, el gobierno tiene que empezar por
reconocer la existencia de esa industria del «fake news» o de
la desinformación para poder después actuar contra ella.
Junto a Facebook, American Microchip Inc. y la
firma japonesa Renesas, contratados para piratear el código secreto EVM (banco
de datos de usuarios) [18], también deberían ser objeto de una
investigación por interferir en las elecciones indias todos los que han
conspirado junto a esas empresas.
Tomar esta amenaza a la ligera sería un
grave error.
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[1] En el lenguaje de los internautas un trol es
alguien que se dedica a generar polémicas, generalmente con objetivos
oscuros. En un foro puede tratarse de alguien cuyos mensajes provocan
constantemente debates que desvirtúan el interés en determinado asunto o
desvían la discusión hacia otra cosa.
[13] ArXiv es un archivo online de
trabajos que van a publicarse en diferentes sectores de las ciencias. Nota de
la Red Voltaire.